sobriedad
- Angel Yañez
- 21 ene 2019
- 1 Min. de lectura
Reír es arriesgarse a parecer tonto.
Llorar es arriesgarse a parecer sentimental.
Buscar a alguien es correr el riesgo de involucrarse.
Expresar tus propios sentimientos es arriesgarse a ser rechazado.
Mostrar tus sueños a la gente es arriesgarse al ridículo.
E ir hacia adelante contra la suerte es arriesgarse a fracasar.
Hacer promesas es arriesgarse a recibir reclamos.
Amar es arriesgarse a ya no amar más.
Pero debe correrse el riesgo...
Porque el mayor peligro en la vida es no arriesgarse nunca a nada. El que no arriesga nada, no tiene nada, puede evitar el sufrimiento y el dolor, pero no puede aprender, no puede sentir, transformar, crecer, mejorar, disfrutar ... ni mucho menos amar.
Encadenado por su seguridad y su certeza, es un esclavo. Y en su afán de razón realmente hay inseguridad, porque es fácil atreverse hacer lo que nos apetece lo que nos divierte, pero en cuanto aquello que requiere esfuerzo y sacrificio solo aquel que se refiere aun en el miedo puede y se atreve porque de lo contrario es el cobarde aquel que no logra llegar a su destino por la braveza de las tormentas y olas, esa es la diferencia entre estos dos tipos de personas. Y la recompensa es grande como el hecho de no poder disfrutar de nada como tal.
-Angel.
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